lunes, 6 de octubre de 2008

Pánico


No es que tenga miedo. Eso sí, debo reconocer que la sensación de incertidumbre y expectación es cada vez más frecuente en mí. Supongo que los 5 años de comercial tarde o temprano iban a cambiar mi manera de ver las cosas.

La cosa es que la crisis financiera me tiene intraquilo.

Pero entre tanta cosa mala siempre hay algo que aprender:

1. La transparencia es clave

Transparencia en los mercados, transparencia en los derivados financieros. Instrumentos cada vez más complejos resultaron ser cada vez más oscuros, y eso probó ser desastroso. A la diversificación del riesgo le faltó transparencia. Es que el objetivo de los mercados de crédito pasó de ser vehículo para la creación de valor a ser un medio para arbitrar riqueza. Y todos sabemos que toda estrategia de arbitraje es en su límite un juego de suma zero. Umair Haque es categórico: "Perhaps the meaning of competitive advantage, when all the games have been played and the gears of the economic machine have finally stopped moving, is this: privatize benefits and socialize costs."

2. La colaboración es la mejor solución *casi* siempre

A pesar de considerarme alérgico a cualquier cosa que huela a autoridad centralizada , creo que esta crisis ha demostrado que, a veces en la vida, es mejor dejar que uno decida por todos. Situaciones críticas requieren de decisiones rápidas y creo que la acción autoritaria aún está por sobre la acción colaborativa en este ítem. No podemos esperar a que la colaboración masiva resuelva la crisis. Sin embargo, estoy convencido de que en un futuro más tranquilo, mayores niveles de colaboración entre las personas garantizarán que desastres como el actual no se vuelvan a repetir.

3. Hay una tormenta más perfecta

Tapscott tenía razón al decir que la convergencia de las revoluciones tecnológicas, demográficas y económica había producido un fenómeno de proporciones que cambió la manera en que nuestras sociedades funcionan. Lástima que ésta tormenta palidece ante la convergencia de un grupo de características naturales a los hombres: la desconfianza, la incertidumbre y el pánico. Si es que en realidad existe una tormenta perfecta, ésta debe estar bien cerca. Porque lo que tomó décadas construir, el pánico se lo lleva de una.

Es que Abraham Maslow tenía la película demasiado clara. Mientras el acto de colaborar responde a la auto-realización, última etapa de las necesidades humanas, el pánico obedece a la más básica y simple de todas:

sobrevivir.

1 comentario:

:::v::: dijo...

que bueno el post!

muy bien escrito y bien expuestas las ideas.

que interesante ha sido esta crisis, no? a mi me tiene pensando en muchas cosas y aun no logro tener conclusiones. aun.

saludos!

:::v:::